Media parada.
Déjale ir.
Dos corazones laten, dos pensamientos se unen.
Hasta las más minúsculas articulaciones se contraen para después despegarse del suelo.
Músculos relajados, no hay preocupaciones.
La suave brisa del viento de primavera roza tus pálidas mejillas. Tu pelo acaramelado surca fronteras, acompaña el movimiento.
No piensas en nada, no quieres que acabe.
Lo único que quieres es conservar esa sensación, sensación de libertad. Libertad sin límites.
Un salto LIMPIO.
Aplaude, observador, aplaude. Que jamás verás semejante alianza entre bípedo y cuadrúpedo.
Si hoy no he volado, no hay sensación más semejante a ello, que subirse a lomos de un fiel corcel y planear sobre un obstáculo.
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