Ponte los cascos, tirarte en el suelo y escucha el CD de tu vida. Pista tras pista, ninguna se puede saltar. No te arrepientas, no te juzgues. Pausa, rewind, play. Nunca detengas tu reproductor, sigue registrando sonidos para lograr explicar el caos que tienes dentro. Y si te sale una lágrima cuando las escuchas, no tengas miedo, es como la lágrima de un fan cuando escucha su canción preferida.
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