A veces cuando caminas por la calle, piensas quién eres y quien podrías ser.
Te miras en los espejos pensado en cosas que te harían feliz pero que son sueños irreales.
Crees que te gustaría parecerte a esa chica que camina tan segura de sí misma al otro lado de la calle... Pero todo lo que muestra no es verdad.
Porque son en esos momentos, cuando nadie está seguro de uno, cuando se ve a otro aparentar ser alguien mejor. Pero créeme, también ellos tienen miedo.
Cuando se está deprimido y triste siempre se tiende a cerrar los ojos y a no querer ver la realidad que se nos muestra. Si nos hacen daño no queremos saber más sobre nada, siempre nos encerramos y creemos todo lo que nos han dicho. Pero las palabras no pueden destruir así como así. Necesitamos que nos ayuden a ver la luz, necesitamos una mano que nos ayude a resurgir y a saltar hacia arriba. El problema viene cuando nadie es capaz de ver la verdad aunque se esté demostrando todo el tiempo.
Quiénes somos es difícil de mostrar en este tiempo, donde todo el mundo ve el exterior sin parase a creer en la otra persona. Nadie es capaz ahora de tenderte una sola mano para que te levantes y dejes de llorar. No quieren integrarte ni necesitar a nadie, piensan que solos pueden todo y tienen miedo de decir: ¡ayúdame, te necesito!
Pero aun así somos iguales, con sencilleces, con actitudes, con nuestros problemas y con los miedos. Todo es igual.
Por todos lados podemos ver más allá de lo que nos muestra una simple imagen, sólo hay que ser fuerte y abrir la puerta que hay escondida en el corazón para saber así mirar hacia los demás. Hay que tener FE aunque te parezca que no siempre hay alguien que te quiere por cómo eres y no por quien eres, porque se debe ser fuerte y no creer que la máscara te hará especial.
Quita las gafas que cubren tus ojos, quita el pañuelo que cubre tu pelo y di quién eres, quién puedes ser. Puede que no ganes en esa batalla pero debes ser fuerte, fuera de la pared hay algo más, alguien distinto a quien están todos acostumbrados a ver hasta ahora.
A partir de ahora tus ojos serán su camino y tus manos su guía, tus palabras su aliento y tu fuerza su fe, para todos aquellos que como tu se acaban de dar cuenta de que son más de lo que creían, les ayudarás a salir fuera de sí mismos.
Hazles soñar acerca sus nuevas vidas y ver los bonitos ojos de otros.